Como recaída se entiende la vuelta al consumo de una sustancia durante o después de haber pasado por un tratamiento, aproximando el estilo de vida de ese individuo al que presentaba con anterioridad. No todo consumo se puede considerar una recaída, puede ser una situación puntual que no amenace la continuidad en el tratamiento, ni suponga un riesgo en la evolución del sujeto. Además, hay que tener en cuenta que una recaída no significa que el tratamiento realizado haya sido un fracaso, ya que esto suele ser bastante habitual, formando parte de los procesos asistenciales. Lo importante es la capacidad del afectado para remontar esta situación y realizar un aprendizaje sobre ella.